jueves, 18 de junio de 2015

Portugal Moto Tour


Pues nada, como lo primero que hice fue el vídeo, esta vez va al principio. A ver si mejoro mis tembleques para el próximo...





Y vamos con la crónica antes de que me empiece a fallar la memoria:

Día 1: En busca de la puesta de sol marina.

Noreña - Nigrán (Vigo)

Para no variar, amanece lloviendo en Asturias el lunes. El tiempo decía que paraba a las dos de la tarde, así que como no teníamos gana de cargar con trajes de agua ni pantalones de cordura, esperamos tranquilamente a que parase, ya que daban sol el resto de la semana en Portugal y altas temperaturas para esta primera semana de Junio. Cada vez metemos menos equipaje, pero entre la tienda, colchón,  hinchador y un saco, ya ocupan más de lo que lleva el topcase. Quería llevarla, porque no reservamos nada. Un "porsiacaso", a parte de que algún día quería usarla en algún sitio chulo si cuadraba.
Esta fue la ruta final, de la que sólo había planeado ir a Oporto y comer el arroz caldoso de Nazaré.


Con la moto cargada y revisada, salimos de casa después de comer mi chica (Joa) y yo. Aún con el asfalto mojado, hicimos la primera parada ya en la provincia de Lugo. No quería pagar ni un sólo peaje en todas las vacaciones, así que la ruta hasta Nigrán sería por Lugo, Orense y Vigo. Parte autovía , parte nacional.
A eso de las siete, con otro par de paraditas, llegamos al destino. Miramos el móvil y reservamos habitación desde el mismo pueblo (al final de la crónica, pondré un glosario de alojamientos, precios, mi opinión, etc...).
Instalados ya en la habitación, nos fuimos a ver la puesta de sol que se deleita en esas latitudes...




Día 2: Al rico vinho verde de Oporto.

Por la mañana, tenía un mensaje en el "face" de Manu , colega motero que ha publicado un par de vídeos míos en su web, diciéndome que cómo no avisaba que estaba en su zona. Sabía que era gallego pero no de Baiona, justo al lado. No pudimos quedar a conocernos, ya que él estaba trabajando y no acababa hasta las ocho. Me recomendó visitar el "Castro de Santa Tegra" y para allá que fuimos. Queda pendiente esa cervecita Manu.

La carretera que bordea el Altántico desde Baiona a A Guarda es una delicia.



















El castro está sitiado en el alto de una sinuosa carretera justo encima de A Guarda. Muy bien conservado y unas impresionantes vistas mires donde mires.




Me habían dicho, que desde el puerto, salía un ferry hasta Carminha, justo enfrente y ya en Portugal.
Bajamos al puerto, pero el ferry sólo funciona los Domingos en esta época, así que dimos un rodeo de una hora para entrar por Tui y volver a Carminha. Allí cayó la primera Super Bock.


Seguimos bordeando la costa hasta Viana do Castelo, por donde nos dimos un paseo por esta pintoresca villa.




































En Portugal hay una hora menos de diferencia, pero no hay que descuidarse con los horarios para comer o cenar o te puedes encontrar con la cocina cerrada. Entre la una y las dos, es una buena hora para comer.



































Aquí empezamos nuestro particular aprendizaje de portugués. Paseada ensalada, carne estufada carne guisada, cogumelos, ni idea, al final eran champiñones. Todo muy rico y por nueve € comimos los dos!!
No subimos a ver el castillo porque se nos haría tarde para llegar a Oporto, así que seguimos camino. Siempre dejamos cosas por ver para tener la excusa de otra visita.
El tráfico y las mil rotondas ya habían sido pesados hasta Viana, pero lo siguiente rozó la pesadilla. No sacábamos ni una media de cuarenta kilómetros por hora, a parte de obras que hacían dar rodeos y bastante calor. Por fin llegamos a Oporto.
Sin nada reservado, vi un hotel a poco más de un kilómetro del centro según el pseudo-gps. Lo del gps lo explico luego...


Joa bajó a preguntar y salía la habitación por casi ochenta euros. Nada, me dí media vuelta y pregunté a un tendero. Dos calles más allá había un par de hostales. El primero tenía mejor pinta y pregunté. Justo habían cancelado la última habitación que tenía y nos hizo buen precio con desayuno, sin comisión de booking ni leches. Parking vigilado en frente por un par de euros la noche, perfecto. Descargamos las maletas y tras una merecida ducha bajamos al centro estirando las piernas.



















Yo había estado de pasada hace más veinte años en Oporto,  por un tema de trabajo, vamos, mi primer trabajo. Fui de coche piloto delante del camión de mi padre. Aquel día dimos un paseo y al empezar a oscurecer tuvimos que irnos por patas. Realmente daba miedo el casco antiguo y sus gentes. En los noventa daba miedo cualquier ciudad por la noche...
El cambio a día de hoy es brutal. La ciudad esta realmente cuidada, sus plazas relucientes y mucha vida joven y cosmopolita. Esta vez no sentí mayor inseguridad de la que puedas ver en cualquier ciudad española. Bajamos hasta el mismo Duero y al oscurecer tomamos unos vinhos verdes en una tasca del puerto, viendo el tranvía pasar y como pescaban o lo intentaban.



































Luego, había que ver un poco de cerca el famoso puente de San Luis. Preguntamos a unos ancianos con el mapa que nos dieron en el hostal, porque yo decía en una dirección y Joa en la otra. Ella tenía razón... Tantos puentes me habían hecho un lío. Increíblemente bueno el trato que nos dieron, incluso nos querían acompañar.



Bonita panorámica.



La zona estaba muy animada para ser un martes. Mucho turista francés, que vaya donde vaya los veo. Mucho restaurante fino, aunque no me extraña con esas vistas. Cenamos en un bar modernillo, para probar las típicas francesinhas, una especie de sándwich relleno de carne y salchichas con queso y salsa, que no me dieron más... y volvimos al Hostal. La subida se hizo dura, en aquel momento eché de menos la moto.



















Día 3.  El mejor arroz caldoso del mundo.

Seguimos bajando al sur por la costa camino a la pequeña Venecia portuguesa, Aveiro. Otra villa muy turística con sus canales y góndolas.



Comimos antes de entrar al pueblo en un bar con muchos coches aparcados y algún camión, típico truco para saber donde se come bien. El camarero, súper atento, estaba aprendiendo español. Me decía que uno de los platos era "frango asado". No sabía traducirlo y no era pescado, pero estaba muy rico, así que le dije que lo trajese. El frango es pollo. Otra palabra para el diccionario. En Portugal se come bien y barato, los menús rondan entre los 3 y 7 euros de media con su montoncito de arroz y ensalada, salvo que vayas al meollo guiri para que te afeiten.
Seguimos camino de Nazaré y el tráfico empezó a despejarse por fin. Salí a una carretera que cruza un parque natural, con alguna recta infinita y rodeada de pinares con dunas de arena. En una rotonda, el "gps" me hizo girar a la derecha por una carreterucha, hasta que decidimos dar la vuelta. Fue el único tramo offroad del viaje y no tenía ganas de quedar atascado si continuaba...


Llegamos a Nazaré, otra Super Bock y wifi para reservar la habitación más barata del pueblo y del viaje.



Aquí se nos fue un poco la hora y no encontrábamos el restaurante que nos recomendó la señora del hostal.
Tres restaurantes cerrada la cocina a las once de la noche. Nos veíamos cenando un kebah. Al final de la parte derecha de la playa, hay una calle ancha, con farolas y marisquerías. La primera tenía un cartel con los precios. Arroz caldoso con bogavante y frutos del mar 26€. Lo que ahorramos en habitación se fue en cenar... pero repetiríamos sin dudar. Había más marisco que arroz, con un sabor increíble. Fue el mejor arroz que he comido en mi vida!!



































Al final del la cena, los camareros estaban hipnotizados con la tele. Toda la semana, en los bares sólo había una noticia. Jorge Jesús se iba al Sporting dejando de entrenar al Benfica. Un Judas, me decían exaltados... no sigo el fútbol aquí como para interesarme el de allí. Sólo había fútbol y culebrones en la tele. Eran como los de toda la vida pero con imágenes modernas, con drones y todo. Sin un drone , no eres nadie en el mundillo audiovisual u overlander (jajaja)

Día 4. Cambio de rumbo.

Por la mañana amaneció con mucha bruma en la playa. Nazaré es como el Tarifa portugués. Ambiente surfero y famoso por su ola, se ven muchas furgos y surferos de esos que no van de postín. Desayunamos en una "pastelaria" de las que abundan. Casi muero de sobredosis de azúcar con los dos pastelazos que me comí. Visitamos el mercado



 y con los dos objetivos primordiales cumplidos del viaje, bajamos a conocer Óbidos y su castillo.
Cuando llego a un sitio y veo una docena de autobuses cargados de guiris, me da un poco de yuyu, pero el castillo tenía buena pinta. La calle principal está llena de tiendas de ropa y recuerdos a ambos lados y tienen un licor de guindas típico de la zona. Lo gracioso es que te lo sirven en un chupito de chocolate. Así después de beberlo, te lo comes y deja un buen sabor de boca.
Aprovechando la camiseta, no podía faltar una foto chorras a lo Gas Monkey.



Tras la visita al castillo, fuimos hasta Peniche. Villa marinera con una fortaleza junto al mar que fue cárcel para "rojos".



Según entendí en una placa, se había usado como cárcel donde los mantenian a pan y agua. Había sido sonada la fuga de un famoso prisionero en un carro de pescado. Quien quiera saber a ciencia cierta lo que ocurrió que acuda a los libros de historia o la wikipedia (no a esta humilde croniquilla).



Después de comer, decidimos seguir hacia Batalha. Bajar hasta Sintra y conocer Lisboa, Alentejo y el Algarbe lo dejaremos para el "Portugal Moto Tour II". El Lunes teníamos que estar en casa y no tenía ganas de visitarlo corriendo.
Reservamos un Motel con piscina a la entrada de Batalha y nos fuimos a dar un baño. El calor ya me estaba sobrepasando. El monasterio cerraba a las seis y dejaríamos la visita para el día siguiente.
Por cierto, como molaba el motel San Jorge!







Cenamos a unos cien metros a la izquierda en una parrilla "pichi" con un cerdito en el cartel. Pedí carne a la piedra y la piedra era de granito, cosa que me llamó la atención. A la derecha había otra parrilla que seguro que se comía también bien por el número de camioneros que había aparcados al día siguiente.



Día 5. Cuestión de fe.

Resulta que el monasterio de Batalha estaba como a dos kilómetros de motel. Al llegar quedámos impresionados con la construcción. Es un edificio imponente. Por la pedrería y dimensiones, no puedo imaginar la cantidad de trabajo que llevó construirlo. Entramos y la luz del sol salpicaba de colores las paredes gracias a las vidrieras.























Luego, entre multitud de turistas pasamos a un patio con sus cipreses, fuente y frescos por las paredes.


































Tenía salas contiguas con antigüedades y unos soldados velando una tumba cual estatuas. Tras una hora merodeando por el monasterio, salimos y dimos la vuelta a todo el edificio. Habíamos salido por la  misma puerta que entramos. Vimos otra puerta y no nos dejaron pasar, nos dijeron que era la salida. Pregunté si había que pagar entrada y me dijeron que 6€ por cabeza. Nos dimos la vuelta y nos fuimos a por la moto, riéndonos porque nadie nos había parado a la entrada y nos saldría la comida de hoy por la patilla...

La siguiente visita fue Fátima. No sé muy bien como describirlo. Una plaza enorme, blanca, con capacidad para miles de personas y en obras. Estaban celebrando una misa y salia una humareda enorme de incienso, que no soporto su olor desde niño. Bajo un sol abrasador, vi a una señora peregrinando de rodillas sobre un pasillo de mármol. Lo dimos por visto y nos fuimos, deleitarse en Fátima debe ser "cuestión de fe"...





A las afueras, frente al parking 11, había una parrilla. Preguntamos el menú y nos dijeron 14€ por frango asado. Quemando rueda nos fuimos a comer al siguiente pueblo... por seis.
La semana antes había mirado por internet las concentraciones que había ese fin de semana en Portugal. Siempre he oído hablar bien de las concentraciones motards y había una en Covilha, a unos doscientos kilómetros. Para allá nos fuimos a ver que se cocía.
Covilha está a las faldas de la "Serra da estrela", hacia el interior a la altura de Plasencia. Fuimos por nacionales y comarcales. Al llegar a Borralheira no había nada de motos. Flipamos. Preguntamos enseñando una foto del cartel que habíamos visto en un bar unos cincuenta km antes.



 Resulta que había otro Borralheira en Teixoso. Así que ya un poco cansados de dar vueltas volvimos a meter en el pseudo-gps el nuevo destino. El "gps" que usamos es un móvil viejuno Nokia Lumia 610 que tiene una app de Nokia Conducir. Descargas los mapas y no necesita conexión a datos en roaming. Cuando pillas un bache, gira, no hay manera de quitar esa opción. Vamos, una castaña de gps, pero con eso nos apañamos toda la semana.
Llegamos por fin y vimos unas quince motos. Un poco desconcertados, fuimos al puesto de inscripciones y al momento nos atendió una chica de Salamanca (Vanesa). Nos presentó a su novio (Roque) que hablaba perfectamente "portuñol" dándonos la bienvenida y diciéndonos que montáramos la tienda que iba a ser la cena. Montamos la tienda y no sabíamos si quedaríamos solo esa noche o hasta el Domingo. Cuando entramos en la sala de la cena había unas cuarenta personas, ya estaba más animado. Nos sentamos al lado de unos motards veteranos y me hablaban en portugués cerrado. Cuando me preguntaron de donde éramos todos empezaron a hablarnos en portuñol, como dicen ellos. Nos entendíamos perfectamente. Venga a venir bandejas de parrillada y cervezas, también vino, ya que que el presidente de "Os Asgota Pipas" tenía una bodega e insistía que probásemos sus vinos. Total que tras la cena, ya habíamos decidido quedarnos hasta el Domingo. La inscripción completa eran 25€, incluyendo: cena Viernes, desayuno, comida merienda y cena  el Sábado, desayuno y comida el Domingo, camiseta, parche y pegatina, así como acampada libre y baño con duchas. Un lujo por ese precio. Las cañas a 80 céntimos, orquesta, conciertos, exhibiciones etc.
Un buen rollo con toda la gente increíble.
Mucho cachondeo...

Cuando empezó la orquesta se llenó de gente del pueblín. Desde niños a los más mayores acudieron a la fiesta. A eso de las dos, Joa se fue a la tienda. Yo aguanté un poquito más... y venga a tomar Sagres (la otra cerveza portuguesa) por metros.




Tenían una tabla en la que pagabas 10 cañas y te daban 11. Cada poco me traían una y me presentaban a más motards. Cuando acabó la fiesta a las tantas, me fuí a la tienda casi reptando...

Día 6. La "convivio".

La noche anterior me explicaron que los viernes va menos gente a las "convivio", que no son lo mismo que concentraciones, va la gente más cercana al club. Entiendo que son más convivencias, así que desde por la mañana empezaron a llegar más y más motos.



















Comida casera, rica y abundante, con dos cañas incluidas. La Sagres entra como agua.
Mucho calor hacía ya para un norteño y yo lo llevo muy mal. Roque, cada poco me preguntaba si necesitábamos algo, y yo le dije que una piscina o un río. Me dice, hay un río con una poza y cascada a menos de un kilómetro. Después de comer para allá nos fuimos.


A la orilla, cayó un siestorro de aúpa!.
Volvimos a la convivio y pasamos la tarde entre exhibiciones de trial y concierto.
Una merienda para los inscritos con mucho embutido, quesos y un jamón, regado por más vino de la zona.
También me explicaron como no pagar en las autopistas de arco... resulta que al parecer tienen dos cámaras en el arco y justo la línea discontinua es el ángulo muerto. Me decían, antes del arco te pones justo encima de la discontinua y gas!!! jajaja otra cosa será si te pillan los policías haciendo la jugada... No lo probé, pero está bien saberlo.



Luego cena con caldereta de cordero. Vamos, hambre no pasamos precisamente.
Hice amistad con "Ti Anibal" la noche anterior.



Es un señor mayor que ahora montaba una CBR. Hablando de concentraciones, me contó que hace unos años, en Pingüinos, empezó a encontrarse muy mal por el frío. Estaba infartado. Lo montaron en la moto como pudieron y tiró hasta Portugal para ir a un hospital (no se porque no acudió a uno español, igual no lo cubría su seguro). El caso es que al entrar en Portugal, perdió el conocimiento y se fue a rastras con la moto contra un coche. Del impacto, su corazón volvió a latir. Los médicos le dijeron que cuidase esa moto, porque le había salvado la vida. Había estado en parada cardíaca más de dos minutos...

La orquesta empezó a tocar y aquello estaba abarrotado. A eso de las doce, hicieron la entrega de premios. Nos dieron una placa al "Club Demontres" y premio al "Motard más lejano", cosa que me hizo mucha ilusión... hacía mucho que no me daban un premio... jejeje.
Después nos fuimos a dormir o intentarlo. Ya estábamos cansados de la noche anterior y para colmo, el colchón estaba pinchado desde Motauros creo.

Día 6. Incidentes cinegéticos y castillos.

Después de desayunar decidimos irnos yendo camino de Braganza. Si esperábamos a la ruta y la comida, nos daban las cuatro de la tarde allí, así que nos despedimos de los "Asgota Pipas" quedando encantados y emplazados a volver el próximo año a su Convivio.

Nos pasamos de largo el castillo de Belmonte, vamos, no lo encontramos y nos dio pereza dar la vuelta. Al poco había un cartel marrón con otra indicación hacia Sortelha y su castillo. Subimos por una carretera comarcal estrecha. Empezaban a verse grandes piedras redondeadas graníticas. El pueblo casi entero está dentro de su muralla y la mayoría de las casas perfectamente rehabilitadas. Es increíble el trabajo en piedra. Un pueblo precioso.









Seguimos carretera dirección norte y vino el primer incidente cinegético. En lo alto de una loma, había un pastor con un rebaño de cabras y un mastín que parecía una oveja. El bicho vino de frente ladrando y enseñando los colmillos. A punto estuvo de probar la puntera de mi bota, teniendo que salirme al arcén de la izquierda. El pastor miraba impasible y se lo recriminó diciéndole un "eh" mientras arqueaba las cejas.

Pasado el  susto, llegamos a Sabugal. Entramos en el castillo y subí a la almena más alta por una escalera interna, primero de piedra y luego de madera. Joa sintió mucho vértigo y bajamos a tierra firme.





Seguimos cruzando montes dirección norte y no encontrábamos ningún pueblo o bar para comer. AL final encontramos un pueblo con dos bares. Nos recomendaron el "Popular", un bar anclado en mediados del siglo pasado. Nos pusieron unos platos enormes con montaña de patatas, ensada, arroz y pollo asado o ternera. El bacalao se había acabado.



El calor ya era asfixiante. Salimos a la IP, que son como nacionales anchas y se puede ir rápido. Itinerario principal me decían. Cruzamos el Duero por una carretera curvosa perfectamente asfaltada que era una delicia y al ver un barco navegando me puse a la par mientras Joa lo grababa. En ese momento fue el segundo incidente. Esta vez el causante era un halcón que salió de la ribera del río como un misil y casi me da en el casco. Del sobresalto di un par de eses con la consiguiente bronca de la copiloto.
Los portugueses han mejorado mucho su conducción. No tuve prácticamente incidentes con otros coches o camiones. De hecho, en las IPs, cuando llegabas por detrás, se apartaban al arcén para que pasases sin falta de invadir la continua. Y no os voy a engañar, algunos pilotan y es mejor dejarlos pasar que aguantarlos a un metro del colín.
Cada vez hacía mas calor y el aire quemaba. Empecé a encontrarme realmente mal y tuve que parar en la primera gasolinera que encontré. No podía ni concentrarme en pilotar. Media hora debajo del aire acondicionado y una cocacola con mucho hielo hicieron que mejorase mi tensión.

Llegamos a Braganza y bajamos a cenar bacalao. No podíamos irnos de Portugal sin probarlo.

Día 7. Fin del paseo.

Nada, lo bueno se acaba. Salimos dirección Zamora y luego hacia Benavente por la autovía que viene de Sanabria. Casi me quedo sin gasolina, porque en Braganza estaba a 1,60€ y solo eché diez eurillos en vez de llenar. Luego no encontraba ninguna y acabé por la autovía a cien. Escasos tres litros me quedaban en el depósito, pero como no funciona el chivato de la reserva...
Bueno, mención especial para la "Guerrera" que se portó de maravilla todo el viaje y Joa que aguantó estoicamente el viaje y al conductor.
Paradita de rigor en Ezequiel para tomar el aperitivo y a la hora de comer en casita.



Fin

Glosario:

Recomiendo llenar el depósito antes de entrar en Portugal. Los precios litro andaban entre 1.40 y 1.65€ dependiendo de la gasolinera. Las más baratas son las Prio, color azul. Me dijeron los motards que no era buena gasolina, pero llevaba toda la semana echando y no noté nada.
Cervezas de tercio Super Bock o Sagres y refrescos en los bares normales cuestan entre 0.80 y 1€!!!
Comer es barato, menú del día incluso de noche entre 3 y 8€ por lo general.

Los alojamientos:
En Nigrán Vigo, El Retiro. 30€ doble sin deayuno. Parkin privado. Limpia y amplia habitación. Bastante bien por lo general. Mejor desayunar en otro sitio, porque nos clavaron 9€ por dos cafés, dos croisants y un zumo.

Oporto, Residencia LIS B&B. 35€ doble con desayuno. Muy buena puntuación en tripadvisor. En booking u otros buscadores os cobrarán comisión. Negocié precio en la puerta con el dueño que es muy majo. Cuando hagáis algo de migas se pondrá a cantar... jajaja. Por 2€ se guarda la moto en un garaje vigilado enfrente. También me ofreció meter la moto en el patio gratis, pero había que subir acera y peldaño y no creo que pudiese dar la vuelta a la Vara.

Nazaré, Patio Bilio. 25€. Sin desayuno, con patio para aparcar debajo de la habitación. Habitación pequeña pero funcional. A cien metros de la playa junto al mercado.

Batalha, Hotel San Jorge. 40€ con desayuno. Voy a copiar un comentario que vi en booking porque yo no lo podría explicar mejor....
"Es un establecimiento tipo motel americano,aparcas frente a la puerta de tu habitación. Pese al bajo precio se ve trabajando bien al personal de limpieza,piscina,jardinería y teniendo todo impecable. El bufet es correcto y la habitación (al menos la que usamos nosotros) era muy amplia,con mobiliario nuevo,ducha con hidromasaje y radio para dos personas, canal para adultos 24 horas gratuito (esto para los que vais en plan parejita ;-) ). Si buscáis hotel por la región y tenéis coche no lo dudéis. Por cierto,a escasos metros hay una asador donde se come estupéndamente por un muy buen precio"

Braganza, Pousada de Juventude. 32€ con desayuno. Ambiente joven y habitaciones como "al salir de clase" para una noche está bien y no se necesita carnet de alberguista, de hecho se anuncia en booking. Parking cerrado.

Todas las que indico son con baño privado en la habitación.
Wifi hay por todas partes, gasolineras, bares, hoteles etc...